El Ramo de Margarita: Un Icono Inquebrantable del Atlético
Desde la mágica temporada del doblete en 1996, un gesto de amor incondicional se ha convertido en un símbolo sagrado para el Atlético de Madrid. Margarita Luengo, una aficionada rojiblanca de corazón, comenzó a lanzar claveles al campo en cada gol de su ídolo, Milinko Pantic.
Aquel gesto espontáneo, nacido en el Calderón, evolucionó hasta convertirse en un ramo de doce claveles blancos y doce rojos, un tributo constante al equipo y a su espíritu luchador. Este ramo no es solo un adorno, es una representación de la pasión y la fidelidad que definen a la afición colchonera.
Jugadores rivales, como Frimpong, han sentido en carne propia la furia del Metropolitano al osar faltarle el respeto, mientras que otros, como Nolito, lo han besado con reverencia, reconociendo su significado. El ramo de Margarita es intocable, como el escudo del club.
La tradición se mantuvo intacta con el traslado al Metropolitano, demostrando que la esencia del Atlético trasciende los estadios. Mientras el equipo se adaptaba a su nueva casa, el ramo de Margarita seguía presente, un lazo tangible con el pasado y una promesa de continuidad.
Este gesto, aparentemente sencillo, encierra la identidad y el alma de un club único, donde la pasión se vive en cada rincón y cada detalle cuenta. El ramo de Margarita es un faro que ilumina el camino del Atlético, recordándonos que el amor por los colores no conoce límites.